20/12/10

Me llamo Maria del Carmen pero todo el mundo me llama Mari. Tengo 56 años y hace 22 que trabajo en el hospital entregando y recogiendo las batas y peucos de los pacientes que entran a quirófano. Parece muy sencillo mi trabajo pero nadie sabe lo que resulta realmente, porque tengo contacto directo con los pacientes y son ellos mismos a quienes rozo la mano a primera hora y, luego, un par o tres horas más tarde, otra vez. Hace unos días le di una de las batas y peucos más pequeños a una chica de unos 15 años, sabía de ella que la operaban de algo arriesgado pero no grave al completo. Yo, ese día doblaba turno y me quedé esperando a que volviese, pero no volvió.

28/11/10

Adoraba creer que podía tener la vida que quería y que los suyos se sintieran orgullosos de ello. Adoraba viajar mentalmente a los sueños que sabía que no podía alcanzar. Y eso fue, básicamente, lo más cerca que estuvo de su felicidad.

Los días pasaban sin hacerse notar; la ilusión hacía tiempo que se había esfumado junto a sus sonrisas, y sus manos, resecas por el frío, ya no le decían nada. Los constantes suspiros era lo que le quedaba. Y, por cierto, sus ojos tristes ya no podían llorar.

No quedaba nadie más a quién decepcionar. Se fue.

24/10/10

¿Qué nos pasaba? Merche ya no era la misma. Me aterrorizaba la idea de que ya no fuese feliz a mi lado e incluso empecé a temer que mis besos de bienvenida en su mejilla algún día los reprochase. Hacía semanas que no me esperaba para la cena, me dejaba una fiambrera en la nevera para que calentase en el microondas, pero a mí se me quitaba el apetito, es más, jamás tenía hambre por las noches y si cenaba era por estar con ella, por eso nunca llegué a abrir ninguna fiambrera. Poco a poco dejó de poner en agua mis flores y dejaba que muriesen a los pocos días. No me hablaba de nada a penas y cuando le preguntaba ni siquiera me miraba a los ojos para decirme muy bajito que no pasaba nada. Como no me hablaba decidí escribirle una carta que leyó y dejó en su mesita de noche, pero no me dijo nada al respecto. Hasta que un día, llegué como siempre, tarde, del trabajo y en la cocina había un jarrón hermoso que contenía unos preciosos tulipanes lilas con una nota que decía ‘’te quiere, Fernando’’. Ni siquiera me atreví a preguntarme de que Fernando se trataba: si del vecino de dos pisos más abajo, o de su compañero de trabajo, o del panadero; me daba igual quien fuese porqué ya había otro en su vida. Así pues, dejé el clavel blanco que le traje ese día al cual los tulipanes a su lado le hacían pequeño e indefenso, pero él siempre fiel, se mantuvo ahí.
Me marché, para siempre.
Me hablaba del tiempo, pero eso no hacía que los minutos pasasen más deprisa ni que la espera no se hiciese letal. Yo ni siquiera le escuchaba y él se daba cuenta, por eso interrumpió su monólogo para decirme ‘‘no te preocupes, cariño, todo va a salir bien’’. En ese momento me vi obligada a ir a la máquina de refrescos a por uno de ellos qué, por cierto, debían de reponer hace poco, pues estaba del tiempo; le di un sorbo y ahí se quedó. Mi padre acabó levantándose, no podía estar quieto, daba vueltas de un lado a otro del pasillo con las manos en los bolsillos y mirando a sus pies, las enfermeras ya se habían cansado de decirle que se sentase, pero le resultaba inevitable dejar de hacerlo. Era una maldita prueba, pero pese a eso debíamos estar preparados y, no lo estábamos. Se abrió, al fin, la puerta de la consulta 7 y mi padre corrió hacia allí, yo, me levanté y me quedé quieta delante del asiento, entonces salió mi madre con un sobre blanco en la mano, detrás, el médico con una mano en el hombro de mi madre y con el gesto de su cara nos hizo saber a mi padre y a mi que lo sentía; mis padres, entonces, se abrazaron y yo caí en el asiento y rompí a llorar.


23/9/10

Palabras de Marta:

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Hoy esa estúpida cumple seis años. Cuando yo cumplo años nos regalan cosas a las dos y soplamos las velas, mis velas, juntas. En cambio, en los suyos ella es la protagonista y yo lo único que cargo son los abrigos y bolsos para llevarlos a mi habitación, como si mi habitación fuese un vulgar guardarropa, mientras he de soportar que todos los adultos de mi familia pasen su mano sobre mi cabeza y bromeen diciendo ‘¡al final, la pequeña te pasará de altura eh!’ y yo, callada e inútil, sonrío falsamente.

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Palabras de Sandra:

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¡Hoy es mi cumple! Y van a venir a casa los tíos, los primos, los abuelos… seguro que será súper divertido, ojalá me regalen algo para poder jugar con Marta, las pocas veces que hemos jugado juntas me lo he pasado genial. Admiro a Marta, es mi hermana preferida, de hecho mi única hermana, pero la quiero un montón. De ella aprendo cosas increíbles, es muy lista y sabe hacer magia con las cartas. ¡Yo, cuándo tenga sus once quiero ser como ella!

25/8/10

Hacía cuatro años que no sabía nada de ella. Se fue con su embarazo a otro lugar, sin decir por qué. La extrañaba, la extrañaba cada día que pasaba, no había momento en que no pensase en ella y en el sonido de su risa. Pero algo me hacía mantener la esperanza de que un día sonase el teléfono y su voz estuviese en el otro lado del auricular, o, que al abrir la puerta de casa pudiese sentirla de nuevo aquí.

Ese día me dirigía a un rumbo nuevo, necesitaba cambiar de aires por unas horas, aunque ella permanecería en mis pensamientos y en mi corazón.

Hacía un tiempo me dijeron que los parques de Endurce son preciosos y por eso me subí al tren que me llevaría hasta allí, pese a que no pudiese ver su naturaleza, sí podría disfrutar del sonido de los pájaros, del puro olor a hierba mojada, del frescor del agua de la fuente...

Subí en el último vagón al principio de éste, en un asiento de dos, cara a la puerta que accedía al anterior vagón. El sonido de ese viejo tren perturbaba mis oídos y tan solo podía escuchar lo que pasaba alrededor de mi asiento, no sabía si habría alguien más, más atrás. De pronto, el correteo de un niño pequeño se iba acercando, podía escuchar como imitaba el sonido de despegue de un avión, supuse que llevaría uno de juguete en sus manos. ‘Daniel, Daniel ven aquí, no corras, ven, toma el bocadillo, no has almorzado nada’. ¡Era ella, era ella, sin duda era ella! ‘Rebeca, Rebeca’ chillé sin girarme. Pero nadie contestó. Repetí de nuevo ‘Rebeca, Rebeca’ con un tono más fuerte y, esta vez, me giré. ‘Mamá, ¿por qué chilla tu nombre?’ oí como le decía el pequeño. ‘Rebeca, por favor, sé que eres tú’ y me levanté con la intención de que ella se acercara y sé acercó: ‘mamá, lo siento pero me voy, no quiero volver a toparme contigo jamás’. Y le dije: ‘Abrázame por favor y déjame besar a mi nieto’. Se fue. Y yo, a los pocos días, morí de pena.

15/8/10

15 de Marzo de 2024,

Hola mama,

Sabes, parecía que ya no quedaba nadie allí pero conseguí oír una voz de auxilio y, sin pensarlo, entré. Al fondo, bajo una mesa, vi su cuerpo pequeño y desprotegido y al verme note el alivio en sus ojos. Me acerqué a ella con mucha prisa y traté de liberar su pierna atrapada bajo algunos escombros, con éxito lo conseguí. Cuando por fin íbamos a escapar por el camino que yo tomé para entrar me di cuenta que no había salida, era una habitación sin ventanas y la única puerta había desaparecido. Tenía a la niña en mis brazos pero pese a eso peligraba su estado y si no salíamos en menos de sesenta segundos ya no habría nada ha hacer… así pues cogí mis valores, mi fuerza y mis principios y tiré hacia adelante, con una silla, ya destrozada, conseguí apartar todo eso que impedía nuestro camino y por fin pudimos salir a salvo…

A la tarde he ido a verla al hospital porqué pese a que no corría riesgo necesitaba de atención médica. Sabes, cuando me he acercado a ella me ha dicho algo. Se llama Irene y tiene siete años y dice que quiere ser bombera, que le pareció algo extraordinario aquello que hice y que quiere hacerlo ella también porqué así lo siente, porqué ha entendido lo que tu nunca entendiste, ha entendido el por qué estoy aquí, porqué esto me llena, porqué me resulta grato y porqué me hace sentir persona.

14/8/10

Estaba ahí, sin mover ni siquiera sus párpados… nos separaba un cristal con una cortina grisácea de metal con una distancia milimétrica entre barita y barita, el suficiente espacio como para poder ver su rostro triste y desamparado, aunque en el fondo yo estaba con él. Me cayó una lágrima mientras colocaba mi mano derecha sobre ese cristal y apoyaba en él mi cabeza que miraba hacia abajo sintiendo pena y nostalgia. Una voz suave y desconocida trató de consolarme a la vez que, amablemente, me obligaba a separarme de ahí, y alguien por el otro costado del cristal estiró de una cuerda con la intención de cerrar, sin tacto humano, las cortinas. Caí, con un suspiro y el derroche de mil lágrimas, al suelo; con mis piernas encogidas, la cabeza en las rodillas y los brazos por encima con tal de cubrir mi miedo… Y una voz en mí me animó a levantarme para luchar por la única persona que me dio un amor grande e incondicional; así pues abrí esa puerta, me acerqué a él, le cogí su mano mientras me acercaba a su frente para darle un beso y, aunque él no abrió los ojos ya sabía que era yo, me sonrió y puso todas sus fuerzas, las pocas que le quedaban, en decirme lo mucho y Bien que me quería; yo, pequeña e impotente, me despedí de él, para siempre, sabía que esa noche mi padre no volvería a despertar.

9/7/10

Sé que te gustó creer que un día despertarías

y sentirías en ti lo que sentiste un día en ellos,

todo eso que te transmitieron…pero no, cariño.

No. Ya ha acabado todo, no le puedes dar más vueltas,

no puedes tratar de volver a empezar,

no se puede volver a empezar de cero,

tal vez sí de uno pero ya has visto que ni de uno,

ni empezando de uno ha salido bien… lo siento.

'Lo siento pero no es lo que siento'.

21/6/10

Hola cariño,

¿Cómo estás? Hacía tiempo que no te escribía… anhelaba hacerlo.

Como se nota que ya es verano, ¿verdad? Qué días más preciosos…

Bueno, quisiera hablarte claro y dejar de enrollarme –como tú siempre me dices-. Te escribo esto, amor, porqué quiero hacerte saber, una vez más, lo mucho y bien que te quiero, aunque en ocasiones no lo creas. Sabes, a veces me gustaría empezar de cero, me gustaría tener la oportunidad de volver ha hacerlo porqué parece que no he sabido hacerlo hasta ahora; y, me duele el alma cuando me haces sentir apartada e inútil. Soy persona, cariño, deja que me equivoque y rectifique, espérame cuando me caiga, ya sabes que pronto me levanto, me espolso y continuo; me duele cuando te pones a andar sin saber a donde vas simplemente con el fin de que no esté a tu lado. Déjame ser. No me has dejado ser hasta ahora… y, resulta muy duro que a una persona no le dejen ser, mucho.

También quisiera decirte que creo en ti, cariño, en cada momento, en cualquier paso que das, en cualquier sueño que pretendes cumplir. Y, que estoy aquí para animarte, para hacerte saber que confío en ti; y que aunque a veces pueda parecer que no quiera que andes por tu cuenta, no es así; es que tengo miedo, mucho miedo… Sabes, es que a veces, el que no seas una chica normal me duele porque yo quiero que vengas y me cuentes cualquier tontería, que para mí no lo es; que vengas y, sin más, te sientes a mi lado ha hablarme de lo que sea: del tiempo, de los vecinos, del verano… da igual, yo lo que quisiera es sentirte, porque pocas, muy pocas veces he tenido el privilegio de sentirte.

Un beso enorme cariño

Te quiere,

La mama.

22/5/10

Me alegra saber que es capaz de querer aunque sea a otra persona.

19/5/10

-Devolución;
Nota: no envíe más cartas-.


Espero que te haya servido de mucho el haberte ido con las manos vacías; dejando las fotografías, las cartas y, dejándonos a nosotros.

Sabes, me resulta muy duro pero hago lo que sea para intentar entenderlo, y, no lo entiendo. Papá lo está pasando fatal y Marta no hace más que preguntar. ¿Qué mierda le voy ha decir? ¿Qué su madre nos ha abandonado? ¿Qué se fue dejando sus hijas de cinco y quince años? ¿Qué he de decirle, mamá?

Ahora hago tu papel en casa y, a veces, el de papá. Está tan destrozado. Ya sabes que nunca le ha gustado que le vean llorar y además apenas lo hace, bueno lo hacía, ahora baja al parking, se mete en el coche y empieza a llorar.

Adiós mamá;
y, espero que ésta sí la leas.

14/4/10

Sabes, cuando hice esta fotografía me acordé de ti; no por lo que expresa sino por lo que no me hace sentir.

5/3/10


Le admiro; le admiro tanto como le quiero; y le quiero Bien.

28/2/10

[...]
Duele porque ha dejado desnuda su ilusión;
Duele porque se siente sola ante tanta gente;
Pero más duele porque entre esa gente hay personas;
Y duele porque nadie escucha su auxilio.

15/2/10

Está triste...
triste bajo esa mirada dulce..
triste bajo esos pasos firmes..

Está triste…
triste aunque sonría..
triste aunque se posicione..

Está triste…
triste mientras ama..
triste mientras besa..


Y estoy aquí…
guardándole el silencio..
guardándole mi voz..
para superar todo lo que abruma;
todo lo que viene…